Blog dedicado a la biografía breve de personajes destacados y curiosos de la provincia de Guadalajara, hasta el siglo XX, por Tomás Gismera Velasco.-correo: tgismeravelasco@gmail.com

viernes, marzo 14, 2025

GABRIEL MARÍA VERGARA

 

DE APODOS, MOTES Y DECIRES

Que recogieron Guillermo Yangüela y Gabriel María Vergara, entre otros

 

   Titulaba don Guillermo Yangüela Pascual un interesante trabajo que vio la luz en la revista Atienza Ilustrada de 12 de marzo de 1898: “Aunque me peguen”, y de ello hablaba, de motes, apodos y decires. Don Guillermo Yangüela Pascual estaba entonces a punto de irse a cumplir con la Patria, puesto que este año entraba en quintas, había nacido en Atienza en 1880. Hubo un problema, don Guillermo no dio la talla. Por aquel tiempo nuestros hombres eran de escasa altura y, de los once mozos que en este 1898 pasaron por la sala del Ayuntamiento a cumplimentar papeles y “tallarse”, tan solo siete alcanzaron el mínimo reglamentario. Justo es decirlo, el tío abuelo de quien esto escribe, Santiago Velasco Marina, tampoco dio la talla, medía 1,54, si bien don Guillermo le ganó, se quedó en el 1,51; claro está que, al año siguiente, faltas las filas de soldados, a ambos se los llamó al Ejército.

   Don Guillermo, entre tanto, sirvió de guía a don Benito Pérez Galdós cuando por estos años visitó Atienza para ambientar en ella su novela más conocida por estas tierras, el “Narváez”, y le dio tiempo a colaborar en la Atienza Ilustrada de marras. Al regreso de su servicio a la Patria se estableció en Sigüenza al frente de su propia imprenta, La Minerva Editorial, si bien con el tiempo haría las maletas para establecerse definitivamente en Barcelona, donde falleció, a los 79 años de edad, el sábado 31 de octubre de 1959.

   Y escribió don Guillermo:

 

Es un hecho bien patente, / que hace muchísimos años, / y en todas partes, los pueblos/ que se encuentran colindando, / mutuamente se motejan, / con los apodos más raros…


 

Don Gabriel María Vergara y Martín

   Sin duda, a don Guillermo siguió en esto del apuntar apodos, don Gabriel María Vergara, que fue uno de nuestros grandes hombres de ciencia en cuanto a anotar costumbres, vivencias e incluso, motes o apodos, en un tiempo en el que, más que por el nombre, a los vecinos de cualquiera de nuestros pueblos se los conocía por el apodo.

   Vergara, quien a pesar de su nacimiento en el Madrid de 1869, pasó más de media vida en Guadalajara, donde ocupó la Catedra de Geografía e Historia del Instituto Brianda de Mendoza, se inició por los años finales del siglo XIX y comienzos del XX en esta parte del folklore o la etnografía provincial; en el apodo, el palabrerío o el refranerío.

   Dejó unos cuantos trabajos, en libro de imprenta, y en colaboraciones con numerosas revistas o semanarios, provinciales y nacionales, fruto de ese ir anotando palabras que compusiesen una especie de Diccionario de rarezas vocales.

   A él se debe quizá el mejor y más amplio trabajo en torno al apodo de pueblo a pueblo: “Apodos que se aplican a los naturales de algunas localidades de la provincia de Guadalajara, los habitantes de los pueblos próximos a ellas”. El estudio seguía en parte el ya mentado trabajito de don Guillermo Yangüela, y vio la luz en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares en 1947, muy a pesar de que ya para entonces había ido desgranando partes de esta investigación en la prensa nacional y provincial.

   A él, a don Gabriel María Vergara, también se debe otro de esos curiosos estudios que hoy se rebuscan en las bibliotecas: “Algunas palabras de uso corriente en la provincia de Guadalajara, que no se hallan en los diccionarios”. Y es que, hubo un tiempo, en que cada cual hablaba a su manera y, para nombrar el mismo objeto, nuestros pueblos utilizaban su propia definición.

   Hace algunos años, 2017, la Asociación Cultural Serranía de Guadalajara dio a la imprenta el “Vocabulario Popular Serrano de Guadalajara” que, con cientos de entradas, nos hace patente todo ello. Y es que, el vocabulario de nuestros mayores, tanto como los apodos, de no recogerse, van camino de perderse para siempre.

   Don Gabriel María Vergara recogió en sus “Apodos…”, de la A, a la Z, la mayoría de ellos, tan curiosos como: Barranquetes, Troneras o Rumbones, Pantorrilludos, Destrozapeines, Jorobados, Novillos o Grajos… apodos que dejamos a la libertad del lector, averiguar la población a que cada cual pertenece.

   En aquellos inicios del siglo, Vergara Martín colaboró con las principales Academias de la lengua Española, y con los hombres de ciencia y letra que buscaban nuestros orígenes. Su obra en la actualidad está diseminada por multitud de Bibliotecas, y apenas se tienen en cuenta los trabajos de investigación que dejó para la posteridad, tan importantes como nuestros monumentos, puesto que el léxico formó y lo continúa haciendo, parte de nuestras vidas, nuestros pueblos y cultura.

   Al día de hoy no son pocos los libritos que van apareciendo con los apodos con los que las familias fueron conocidas en algunas de las poblaciones que cubren los cuatro puntos cardinales del reino. Parte, sin duda, de nuestra cultura. Del mismo modo que se recogen los dialectos, o las jergas gremiales, de las que, en la provincia, nos queda la de esquiladores y tratantes del Señorío Molinés y parte del Ducado: La Migaña, o Mingaña, que tanto ha dado de qué hablar.

   Títulos históricos de Gabriel María Vergara fueron los “Cantares, refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales referentes a curas, frailes, monjas y sacristanes”, que dio a la imprenta en 1919; y también “Algunas cosas notables y curiosas de la provincia de Guadalajara”, de 1931.

 

 

HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

 

Y Yangüela Pascual

   Don Guillermo, quien se inició con anterioridad a don Gabriel en esto del apodeo, se centró únicamente en la comarca serrana de nuestra provincia, dejándonos alguno de los apodos de sus pueblos:

 

Así pues a los de Atienza/ (por mi pueblo comenzando), /por lo de La Bragadera, /hay quien les llama bragados

 

   Y se extenderá después para, uno a uno, darnos su definición: los de Gascueña, rigüedos; los de Riofrío, gatos; Hiendelaencina, malatos; y mansos, a los de Narros; de Alpedroches, alforjeros; Tordelloso, toledanos; Congostrina, cardadores; Casillas, los casillanos

   El Sr. Vergara escribió: “Uno de los estudios más interesantes de cuantos pueden hacerse de carácter folklórico, es el de los apodos”, ya que, a través de ellos, escribía, se viene al conocimiento de una parte de la historia oculta de nuestros pueblos, o de nuestras familias.

   Y D. Guillermo, ponía el punto final diciendo: 

 

…no sea que sin quererlo, /vaya a soltar un gazapo/ que me exponga a un lance serio/ o llevar un garrotazo;/ y al olerme a chamusquina, / hago mutis y me callo”.

 

   Sin duda, de Yangüela Pascual y de Vergara Martín tomaron nota otros escritores, tales que Pío Baroja para sus: “Canciones del suburbio, en donde añadió que “son los de Alarilla zorros/ los de Sayatón…/ los de Valdearenas…/ los de Rebollosa, cucos…” Dejamos que el lector acople apodo a los puntos suspensivos; como apodos puso en sus obras, a pueblos, personajes y paisajes, Camilo José Cela, retomando la línea de los anteriores.

   Apodo y palabrerío, parte no menos interesante, por menos estudiada, de nuestra cultura, que nos sirve para tener presente a uno de nuestros grandes folkloristas, Gabriel María Vergara Martín.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 14 de marzo de 2025

SEMBLANZAS DE ATIENZA

 

SEMBLANZAS DE ATIENZA

Nombres para su historia

 

 

 

   Puede que sea Atienza (Guadalajara), junto a Sigüenza, Brihuega y Molina de Aragón, una de las poblaciones con más historia de la hoy provincia de Guadalajara; mayor número de monumentos históricos, y mayor nómina de personajes que, desde la localidad han pasado a la historia, provincial y nacional.

   En las páginas siguientes recogemos una mínima nómina de nombres que hicieron historia. Por supuesto que no están todos, puesto que la nómina de personajes que hicieron historia en tiempo pasado, es infinita.

   Merecedores de páginas exclusivas son nombres como los de Juan Bravo, capitán comunero en Segovia, o del político Bruno Pascual Ruilópez, abocado al olvido.

   Nombres ligados a Atienza, por destino de oficio, que aquí hicieron historia, como Eduardo Contreras, quien desde su cargo en la oficina de Correos y Telégrafos colaboró intensamente en la vida cultural de Atienza, dejando su firma no sólo en la prensa provincial, también en la significativa revista “Atienza Ilustrada”.

   No pocos nombres históricos de Atienza fueron rescatados del olvido a través de la revista digital Atienza de los Juglares.

   Sin duda, a esta serie de nombres, los que completan esta “Semblanza”, para cuya confección hemos recurrido a las firmas y escritos conocidos, a fin de completar de ellos una mediana biografía, nunca enteramente lograda, seguirán más. Porque Atienza es grande en historia, monumentos, cultura y, por supuesto, gentes que hicieron historia. Como, de alguna manera, son los 175 nombres cuyas biografías o semblanzas se incluyen en esta obra.

 

 

 


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Detalles del LIBRO

  • ASIN ‏ : ‎ B0C63RZMKT
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 296 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8395904256
  • Peso del producto ‏ : ‎ 449 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.88 x 21.59 cm


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GUILLERMO YANGÜELA PASCUAL

 

DE APODOS, MOTES Y DECIRES

Que recogieron Guillermo Yangüela y Gabriel María Vergara, entre otros

 

   Titulaba don Guillermo Yangüela Pascual un interesante trabajo que vio la luz en la revista Atienza Ilustrada de 12 de marzo de 1898: “Aunque me peguen”, y de ello hablaba, de motes, apodos y decires. Don Guillermo Yangüela Pascual estaba entonces a punto de irse a cumplir con la Patria, puesto que este año entraba en quintas, había nacido en Atienza en 1880. Hubo un problema, don Guillermo no dio la talla. Por aquel tiempo nuestros hombres eran de escasa altura y, de los once mozos que en este 1898 pasaron por la sala del Ayuntamiento a cumplimentar papeles y “tallarse”, tan solo siete alcanzaron el mínimo reglamentario. Justo es decirlo, el tío abuelo de quien esto escribe, Santiago Velasco Marina, tampoco dio la talla, medía 1,54, si bien don Guillermo le ganó, se quedó en el 1,51; claro está que, al año siguiente, faltas las filas de soldados, a ambos se los llamó al Ejército.

   Don Guillermo, entre tanto, sirvió de guía a don Benito Pérez Galdós cuando por estos años visitó Atienza para ambientar en ella su novela más conocida por estas tierras, el “Narváez”, y le dio tiempo a colaborar en la Atienza Ilustrada de marras. Al regreso de su servicio a la Patria se estableció en Sigüenza al frente de su propia imprenta, La Minerva Editorial, si bien con el tiempo haría las maletas para establecerse definitivamente en Barcelona, donde falleció, a los 79 años de edad, el sábado 31 de octubre de 1959.

   Y escribió don Guillermo:

 

Es un hecho bien patente, / que hace muchísimos años, / y en todas partes, los pueblos/ que se encuentran colindando, / mutuamente se motejan, / con los apodos más raros…


 

Don Gabriel María Vergara y Martín

   Sin duda, a don Guillermo siguió en esto del apuntar apodos, don Gabriel María Vergara, que fue uno de nuestros grandes hombres de ciencia en cuanto a anotar costumbres, vivencias e incluso, motes o apodos, en un tiempo en el que, más que por el nombre, a los vecinos de cualquiera de nuestros pueblos se los conocía por el apodo.

   Vergara, quien a pesar de su nacimiento en el Madrid de 1869, pasó más de media vida en Guadalajara, donde ocupó la Catedra de Geografía e Historia del Instituto Brianda de Mendoza, se inició por los años finales del siglo XIX y comienzos del XX en esta parte del folklore o la etnografía provincial; en el apodo, el palabrerío o el refranerío.

   Dejó unos cuantos trabajos, en libro de imprenta, y en colaboraciones con numerosas revistas o semanarios, provinciales y nacionales, fruto de ese ir anotando palabras que compusiesen una especie de Diccionario de rarezas vocales.

   A él se debe quizá el mejor y más amplio trabajo en torno al apodo de pueblo a pueblo: “Apodos que se aplican a los naturales de algunas localidades de la provincia de Guadalajara, los habitantes de los pueblos próximos a ellas”. El estudio seguía en parte el ya mentado trabajito de don Guillermo Yangüela, y vio la luz en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares en 1947, muy a pesar de que ya para entonces había ido desgranando partes de esta investigación en la prensa nacional y provincial.

   A él, a don Gabriel María Vergara, también se debe otro de esos curiosos estudios que hoy se rebuscan en las bibliotecas: “Algunas palabras de uso corriente en la provincia de Guadalajara, que no se hallan en los diccionarios”. Y es que, hubo un tiempo, en que cada cual hablaba a su manera y, para nombrar el mismo objeto, nuestros pueblos utilizaban su propia definición.

   Hace algunos años, 2017, la Asociación Cultural Serranía de Guadalajara dio a la imprenta el “Vocabulario Popular Serrano de Guadalajara” que, con cientos de entradas, nos hace patente todo ello. Y es que, el vocabulario de nuestros mayores, tanto como los apodos, de no recogerse, van camino de perderse para siempre.

   Don Gabriel María Vergara recogió en sus “Apodos…”, de la A, a la Z, la mayoría de ellos, tan curiosos como: Barranquetes, Troneras o Rumbones, Pantorrilludos, Destrozapeines, Jorobados, Novillos o Grajos… apodos que dejamos a la libertad del lector, averiguar la población a que cada cual pertenece.

   En aquellos inicios del siglo, Vergara Martín colaboró con las principales Academias de la lengua Española, y con los hombres de ciencia y letra que buscaban nuestros orígenes. Su obra en la actualidad está diseminada por multitud de Bibliotecas, y apenas se tienen en cuenta los trabajos de investigación que dejó para la posteridad, tan importantes como nuestros monumentos, puesto que el léxico formó y lo continúa haciendo, parte de nuestras vidas, nuestros pueblos y cultura.

   Al día de hoy no son pocos los libritos que van apareciendo con los apodos con los que las familias fueron conocidas en algunas de las poblaciones que cubren los cuatro puntos cardinales del reino. Parte, sin duda, de nuestra cultura. Del mismo modo que se recogen los dialectos, o las jergas gremiales, de las que, en la provincia, nos queda la de esquiladores y tratantes del Señorío Molinés y parte del Ducado: La Migaña, o Mingaña, que tanto ha dado de qué hablar.

   Títulos históricos de Gabriel María Vergara fueron los “Cantares, refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales referentes a curas, frailes, monjas y sacristanes”, que dio a la imprenta en 1919; y también “Algunas cosas notables y curiosas de la provincia de Guadalajara”, de 1931.

 

 

HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

 

Y Yangüela Pascual

   Don Guillermo, quien se inició con anterioridad a don Gabriel en esto del apodeo, se centró únicamente en la comarca serrana de nuestra provincia, dejándonos alguno de los apodos de sus pueblos:

 

Así pues a los de Atienza/ (por mi pueblo comenzando), /por lo de La Bragadera, /hay quien les llama bragados

 

   Y se extenderá después para, uno a uno, darnos su definición: los de Gascueña, rigüedos; los de Riofrío, gatos; Hiendelaencina, malatos; y mansos, a los de Narros; de Alpedroches, alforjeros; Tordelloso, toledanos; Congostrina, cardadores; Casillas, los casillanos

   El Sr. Vergara escribió: “Uno de los estudios más interesantes de cuantos pueden hacerse de carácter folklórico, es el de los apodos”, ya que, a través de ellos, escribía, se viene al conocimiento de una parte de la historia oculta de nuestros pueblos, o de nuestras familias.

   Y D. Guillermo, ponía el punto final diciendo: 

 

…no sea que sin quererlo, /vaya a soltar un gazapo/ que me exponga a un lance serio/ o llevar un garrotazo;/ y al olerme a chamusquina, / hago mutis y me callo”.

 

   Sin duda, de Yangüela Pascual y de Vergara Martín tomaron nota otros escritores, tales que Pío Baroja para sus: “Canciones del suburbio, en donde añadió que “son los de Alarilla zorros/ los de Sayatón…/ los de Valdearenas…/ los de Rebollosa, cucos…” Dejamos que el lector acople apodo a los puntos suspensivos; como apodos puso en sus obras, a pueblos, personajes y paisajes, Camilo José Cela, retomando la línea de los anteriores.

   Apodo y palabrerío, parte no menos interesante, por menos estudiada, de nuestra cultura, que nos sirve para tener presente a uno de nuestros grandes folkloristas, Gabriel María Vergara Martín.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 14 de marzo de 2025

SEMBLANZAS DE ATIENZA

 

SEMBLANZAS DE ATIENZA

Nombres para su historia

 

 

 

   Puede que sea Atienza (Guadalajara), junto a Sigüenza, Brihuega y Molina de Aragón, una de las poblaciones con más historia de la hoy provincia de Guadalajara; mayor número de monumentos históricos, y mayor nómina de personajes que, desde la localidad han pasado a la historia, provincial y nacional.

   En las páginas siguientes recogemos una mínima nómina de nombres que hicieron historia. Por supuesto que no están todos, puesto que la nómina de personajes que hicieron historia en tiempo pasado, es infinita.

   Merecedores de páginas exclusivas son nombres como los de Juan Bravo, capitán comunero en Segovia, o del político Bruno Pascual Ruilópez, abocado al olvido.

   Nombres ligados a Atienza, por destino de oficio, que aquí hicieron historia, como Eduardo Contreras, quien desde su cargo en la oficina de Correos y Telégrafos colaboró intensamente en la vida cultural de Atienza, dejando su firma no sólo en la prensa provincial, también en la significativa revista “Atienza Ilustrada”.

   No pocos nombres históricos de Atienza fueron rescatados del olvido a través de la revista digital Atienza de los Juglares.

   Sin duda, a esta serie de nombres, los que completan esta “Semblanza”, para cuya confección hemos recurrido a las firmas y escritos conocidos, a fin de completar de ellos una mediana biografía, nunca enteramente lograda, seguirán más. Porque Atienza es grande en historia, monumentos, cultura y, por supuesto, gentes que hicieron historia. Como, de alguna manera, son los 175 nombres cuyas biografías o semblanzas se incluyen en esta obra.

 

 

 


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Para conocer más sobre el libro, pulsa aquí

 

Detalles del LIBRO

  • ASIN ‏ : ‎ B0C63RZMKT
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 296 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8395904256
  • Peso del producto ‏ : ‎ 449 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.88 x 21.59 cm


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viernes, marzo 07, 2025

CATALINA DE MEDRANO

 

CATALINA DE MEDRANO, MEMORIA DE UNA DAMA

Sin duda, la más sobresaliente de la Atienza del siglo XVI

 

   En el mes de diciembre de 1541 fallecía en Atienza Catalina de Medrano, viuda del segundo hijo del III marqués de Denia, Hernando de Rojas Sandoval fallecido en 1534. Hernando de Rojas, al igual que Catalina, pasaron la mayor parte de su vida al lado de los reyes Fernando e Isabel, en primer lugar y, tras estos, de Carlos I y Juana de Castilla; Hernando de Rojas acompañó, junto a sus hermanos Luis, IV marqués de Denia, y Enrique, al emperador Carlos, por media Europa.

   Doña Catalina dictó su testamento el 5 de diciembre, en sus propias casas, que ocupaban una gran manzana en la Atienza más noble de su tiempo, entre lo que hoy conocemos como Arco de las Escuelas y Arco de la Virgen, caserón desaparecido en el siglo XX y que se conoció como “el Palacio”. Edificio que terminó derrumbándose, junto con parte de la muralla, en la madrugada del 15 de marzo de 1915.

 

 




 

Los Bravo de Lagunas, en Atienza

   Procedentes de Sigüenza, si bien sus orígenes se encuentran en tierras de Berlanga de Duero, llegaron los Bravo de Lagunas a Atienza en los decenios finales del siglo XV, para convertirse en Alcaides de su castillo al servicio de los Reyes Católicos. Junto a ellos batallaron sus hombres en tierras de Granada donde algunos perdieron la vida. Entre los muertos de la familia se encontró Diego López de Medrano, casado con Magdalena Bravo, hija de Garci Bravo de Lagunas y Catalina de Cienfuegos. Garci Bravo era a la sazón alcaide de la fortaleza de Atienza, quien al igual que Diego López de Medrano, halló la muerte en Gibralfaro, en los preludios de la toma de Granada, si seguimos a Hernando del Pulgar, en su Crónica de los Reyes Católicos, el 9 de junio de 1487. La Alcaidía de Atienza pasaría al hermano de Garci, Gonzalo Bravo de Lagunas, a su vez padre de quien en lo futuro sería capitán comunero de Segovia, Juan Bravo de Mendoza.

   La extensa descendencia de Garci Bravo, al igual que su mujer, serían amparados por la Reina Isabel. La propia Reina daría cuenta a doña Catalina de Cienfuegos de la muerte de su marido con la que anunciaba que, en adelante, se ocuparía de los suyos: “ya habéis sabido el fallecimiento de Don Garci Bravo, vuestro marido, de que a Nos desplugo mucho, y quedamos en muy gran cargo, así por el que de él habíamos, por lo mucho que nos sirvió en su vida, como por lo que a Vos toca; y pues él murió también, como su hábito requería, contra los infieles y servicio nuestro, y por ello somos y quedamos en cargo, para Vos hacer mercedes, de que habemos de mandar mirar vuestras cosas, que a Vos y vuestros deudos tocare, con toda gratificación”.

   En adelante, Catalina de Cienfuegos y su extensa familia pasarían al servicio de los Reyes Católicos; junto a sus hijos se educaron y crecieron los de Catalina y Garci Bravo; Fernando e Isabel de Castilla decidieron con quien casarlos. A Catalina con el ya dicho Hernando de Rojas Sandoval. Cuando ello aconteció, el matrimonio de Catalina, esta se encontraba, como casi siempre lo estuvo, al servicio de la heredera de la corona, Juana de Castilla, para la historia y mal nombre, “Juana la Loca”, que, sin duda, es probable que nunca lo estuviese.

 

 


 HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

Los últimos pasos de Doña Catalina, y sus fundaciones

   Su testamento, conservado en el Archivo Histórico Nacional, es todo un monumento del saber, que al propio tiempo nos muestra una parte de la historia de Atienza, sobre todo en lo que se refiere a los primeros años del siglo XVI. Ocupa cerca de 40 folios en los que se enumeran sus numerosas mandas distribuidas por toda la tierra de Atienza, así como las disposiciones de cómo había de ser su entierro, a celebrarse al siguiente día de su muerte en el convento de San Francisco, con asistencia de todo el clero de la villa. Mandó ser enterrada en la capilla de San Antonio, y que se hiciese de ella un bulto de alabastro como ya, al parecer, lo tenía su marido. En el mismo convento descansaban, en sepulturas coronadas por bultos de alabastro también, sus padres y abuelos.

   Tomando datos de los archivos de la Real Academia de la Historia, fondo Luis Salazar y Castro, estos nos apuntan que sus abuelos se encontraban sepultados en el centro de la capilla mayor, en medio de ella, en túmulo funerario resguardado por una reja de madera. La inscripción de este sepulcro decía: Aquí está sepultado el mui magnífico caballero Garci Bravo de Lagunass Alcaide que fue en esta fortaleza de Atienza el que la gano de Pedro de Almazan que la tenia usurpada al rey don Fernando Y Doña Catalina de Cienfuegos su mujer Murio en la guerra de Granada sobre el cerco de Loxa año de 1494.

   En la misma capilla, al lado del Evangelio, junto a un altar dedicado al Santo Cristo, se encontraba, embutido en la pared, el nicho de los padres de Catalina, igualmente en bultos de alabastro, con su epitafio correspondiente: Aquí iacen sepultados los mui magnificos caballeros Diego Lopez de Medrano y Doña Magdalena Bravo su mujer señores de San Gregorio Murio en servicio del Catolico Rey Don Fernando en la guerra de Granada sobre el cerco de Loxa Sus huesos están aquí sepultados Año de 1494.

   Los documentos conservados nos vuelven a decir en torno a la sepultura de don Fernando de Rojas: En la misma capilla mayor, dentro de la capilla de las Santas Espinas, a la parte del Evangelio, hay un sepulcro con busto en alabastro, y en él dice: Aquí iace el mui magnifico caballero Don Fernando de Rojas hermano del marques de Denia Fallescio año de 1534.

   La fecha de 1494 que se hizo constar en las lápidas de Garci Bravo y de su yerno no era la de la muerte, sino la del traslado de sus restos.

   En la misma capilla, al lado de la Epístola, se situó la sepultura de doña Catalina de Medrano, igualmente en bulto de alabastro, junto a un significativo epitafio: Aquí iace la mui magnifica señora Doña Catalina de Medrano, su mujer Fallescio año de 1541.

   Doña Catalina, conforme consta en diversos documentos, había comprado a los franciscanos, junto a su hermano Garci Bravo, los derechos sobre la capilla mayor, mediante escritura otorgada a su favor, en 1539. Dejó un sinnúmero de fundaciones, entre ellas, la que había de llevar a la conclusión las obras del nunca acabado convento de San Francisco, y, entre ellas, incluía una para casar doncellas pobres, cuyos documentos y bienes, junto al dinero destinado para ello, se conservó en un arca, con tres cerrojos y reja, depositada en nicho abierto en la pared sobre la sacristía de la iglesia de la Santísima Trinidad, con su leyenda alusiva: En esta arca está la limosna que la mui magnifica señora doña Catalina de Medrano mujer de don Fernando de Rojas dejo para casar doncellas Y dejo 200 maravedies en juros.

   Las mandas a criados, instituciones y concejos fueron numerosas, puesto que, careciendo de descendencia directa, se permitió que sus bienes sirviesen en lo futuro para que su nombre se perpetuase en el tiempo; muy a pesar de que sus huesos se perdieron bajo lo que fue convento atencino de San Francisco. Sin duda, el nombre de Catalina de Medrano ocupa un lugar de privilegio en la Tierra de Atienza, a pesar de haberse perdido su memoria.

 

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 7 de marzo de 2025

 


  HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)